El Parlamento Europeo ha rechazado de manera contundente el proyecto sobre la patentabilidad de aplicaciones informáticas. Una noticia que llena de alegría a todas las empresas que nos dedicamos a la tarea de crear programas y aplicaciones software.
En los últimos meses habíamos asistido a numerosos intentos de aprobar esta ley utilizando formas y métodos poco éticos. Era mucho el interés de las grandes corporaciones en llevar adelante esta ley ya que esto les permitiría dedicar sus grandes recursos económicos y jurídicos a patentar toda serie de métodos y procedicimientos (incluso aquellos obvios o de sentido común).
Una vez en su poder todo tipo de patentes resultaría muy sencillo para ellas demandar a cualquier pequeña empresa alegando que sus patentes han sido infringidas. Los recursos jurídicos de las grandes corporaciones son practicamente ilimitados mientras que para una pyme puede suponerle, aún teniendo la razón, un importante desgaste económico. No tenemos más que echar un vistazo a los Estados Unidos para comprobar los negativos efectos que este tipo de patentes pueden tener sobre las pequeñas empresas y lo absurdo de las patentes que allí se conceden.
En Europa, y en España, existen leyes como la Ley de Propiedad Intelectual y el Copyright que garantizan un adecuado nivel de protección a los autores de programas informáticos. Además, existen alternativas como las licencias GNU o el Copyleft que también garantizan a aquellos autores que lo desean una protección sobre la autoría de sus obras sin limitar o condicionar su uso o distribución.
Disfrutemos, mientras podamos, de esta victoria pero sin descuidar otros muchos frentes en los que se quiere emplear la Propiedad Intelectual para el beneficio de unos pocos en detrimento incluso de los propios autores.